La Recoleta también se convirtió en un cementerio de locales
El cementerio de la Recoleta es mucho más que una necrópolis. Es uno de los sitios que más turistas recibe y una visita obligada para quien llegaba a Buenos Aires. Fue el principal atractivo para el polo gastronómico que se instaló hace décadas sobre la calle Junín, frente a la puerta de entrada. Pero, con la llegada del Covid y el cierre de fronteras, la zona se convirtió en un centro fantasmal, con poco movimiento y locales cerrados que, aún, buscan inquilinos.
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